No hemos cruzado las miradas al mismo tiempo que dos lagrimas recorrían tu rostro siguiendo el dictamen de la gravedad, no pude evitar acariciar tu rostro, y tiernamente posar mis labios sobre los tuyos, disfrutando de tu calidez y ese sabor dulce con un punto salado. Me has sonreído y al mismo tiempo que abrazabas mi corazón, lagrimas de alegría lagrimas de reencuentro.
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